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Fuente: Protestante Digital

MADRID, 21/07/2009 (Reuters/ACPress.net)

Un estudio demuestra que es más probable la estabilidad matrimonial si existen una serie de circunstancias y valores dentro del matrimonio.
Vivir felices y comer perdices no tiene por qué pasar sólo en los cuentos de hadas. Unos investigadores australianos han encontrado factores que influyen para que una pareja se mantenga unida, y supone más que sentirse enamorado.

El estudio, llamado “What´s Love Got to Do With It” (¿Qué tiene que ver el amor con esto?), observó a cerca de 2.500 parejas, casadas o que vivían juntos, desde 2001 hasta 2007, para identificar los factores asociados a aquellos que siguieron juntos y a quienes se divorciaron o separaron.

Llegaron a la conclusión de que un marido que es nueve o más años mayor que su mujer está dos veces más dispuesto a divorciarse, al igual que los hombres que se casan antes de los 25.

HIJOS ANTES DEL MATRIMONIO

Los niños también influyen en la duración del matrimonio o la relación, habiéndose separado un quinto de las parejas que habían tenido hijos antes del matrimonio, tanto de una relación anterior como con la misma pareja, frente a apenas el 9 por ciento de quienes no tuvieron hijos antes del matrimonio. Las mujeres que quieren reproducirse mucho más que sus parejas también son más propensas a querer el divorcio.

LOS PADRES
Los progenitores de la pareja también juegan un papel en la relación, y el estudio mostraba que el 16 por ciento de los hombres y mujeres cuyos padres se habían divorciado o separado hacían lo propio, frente al 10 por ciento de los hijos de parejas no separadas.

RELACIONES PREVIAS
Por otra parte, las parejas que están en su segundo o tercer matrimonio tienen un 90 por ciento más de probabilidades de divorciarse que una pareja en la que para ambos es el primer enlace.

OTROS
Aunque no sea una sorpresa, el dinero también aporta su granito de arena, y hasta el 16 por ciento de los encuestados que se habían declarado “pobres” o en los casos en los que el marido -no la mujer- no tenía empleo, se habían separado, mientras que de las parejas con dinero sólo se había separado en el 9 por ciento de los casos.

Y las uniones en las que uno de ellos fuma y el otro no también tienen tendencia a que la relación acabe siendo un fracaso.

Los factores que demostraron no tener especial relevancia en la separación fueron el número y la edad de niños nacidos en el matrimonio, la situación laboral de la mujer y el número de años que la pareja había tenido trabajo.

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