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Introducción:

En el Jardín de Tullerías, en Paris, se halla la estatua de una mujer, probablemente una bailarina, cuya cara cubierta con una mascara, vista de cerca y a una cierta distancia, deja ver una sonrisa, pero a medida que uno se aproxima y la mira más de cerca, principalmente de un lado, ve una grande angustia originada por algún dolor escondido. Esta mujer quiere mostrar al público una cara sonriente, pero en realidad está consumida por un profundo dolor.
Tal es la condición de nuestra humanidad que trata de mostrar su alegría a pesar de la profunda herida que le causó el pecado, el cual le hace sufrir, y finalmente le arrastra y le precipita a la muerte.
Tenemos la tendencia de llevar mascaras sonrientes pero dentro de nuestros matrimonios puede haber heridas abiertas que provocan mucho dolor.
– El paso por esta vida está lleno de problemas: Eclesiastés 2,23.
– Problemas causadas por las enfermedades: Salmo 88, 3-9
– Problemas dentro de los matrimonios.
– Algunos se dejan aplastar por los problemas, otros acuden a Cristo para recibir fuerzas y vencer.
– ¿Están libres de problemas los matrimonios cristianos? Juan 16,33

I. No estamos solos en la hora de nuestros problemas
– San Pablo es claro al explicar que frente a los problemas de la vida el cristiano reacciona diferente, porque no está solo. 2 Corintios 4,8.9 Nuestras familias también están bajo el asedio de Satanás pero no estamos solos.
– No estamos solos pues Dios es nuestro amparo. Salmo 46,1. lo que tenemos que hacer es poner nuestros hogares en cualquier momento bajo su protección.
– El es el Padre de toda consolación. Por eso es que en nuestros hogares puede reinar la paz, la tranquilidad en el medio de la tormenta.

II. Cómo comunicarnos con Dios.

  • Lo único que puede recomendarnos frente a Dios, el único mérito que podemos tener es nuestra propia necesidad. Cundo humildes, reconociendo nuestra miseria, recurrimos a Dios y clamamos en nuestra desesperación, el Señor escucha. No es necesario que cumplamos complicados protocolos. Basta con mirar con mucha atención dentro de nuestros hogares y reconocer los problemas que tenemos y las necesidades. Y después es importante también buscar ayuda. Un ejemplo lo encontramos en Salmo 34,6.
  • Ilustración: Cierta noche un caballero llamó a una farmacia de turno y pidió remedios para atacar la gripe. El farmacéutico, cumpliendo con ciertos requisitos legales, pregunto al cliente: – ¿Trajo su receta? – No – dijo el cliente – pero traje conmigo la gripe.
  • No son nuestras apariencias que nos recomienda frete a Dios, sino la tragedia de nuestra necesidad. Este es el mejor argumento que podemos esbozar frente a Dios, quien desea volcar su gracia para redimirnos.
  • – Cuando le abrimos a Dios la puerta de nuestro hogar como a un amigo, estamos realizado un acto que en la Biblia se llama “oración”. Dios siempre escucha y contesta la oración sincera. Por ejemplo: Salmo 102,17.
  • Ilustración: Un matrimonio salió a realizar algunas diligencias y dejó al hijito, de escasamente dos años, con la abuela. Al regresar vieron un cuadro realmente conmovedor: El niño lloraba con angustia y desesperación; las lágrimas le habían corrido por el rostro, el cuello y más allá todavía; la abuela angustiada, procuraba entender el lenguaje de la criatura quien apenas se expresaba por medio de monosílabos. Apenas se abrió la puerta, la madre vio la escena, corrió hacia el niño y le preguntó: – ¿Qué ocurre, querido? El niño respondió con su vocabulario de monosílabos, formado por ta, me, to, lo etc. y la madre, sonriente, inmediatamente dijo: – Lo que dice el chico es esto y esto. La madre comprendió el lenguaje de la criatura. Así mismo Dios, contemplando la necesidad de nuestro hogar entenderá nuestro lenguaje.
  • Hay quienes piensan que sus matrimonios están compuestos por personas humildes que no tienen ningún rango social, y que por lo tanto el matrimonio que forman es demasiado insignificante para que el Señor los escuche.
  • Ilustración: A una niña le preguntaron: – ¿Tú crees que Dios cuida de ti? ¡eres tan pequeña! La niña respondió así: – Mi hermano es menor que yo, y mamá pasa más tiempo cuidando de él que de mí. Sí soy pequeña, más motivo tendrá Dios entonces para cuidarme. Exactamente eso dice la Sagrada Escritura. Que el Señor habrá mirado la oración de los desvalidos, y no habrá desechado el ruego de ellos.
  • La oración de los hijos de Dios es poderosa. Santiago 5,16. Fulton Shin dijo: “Hoy día hay miles de pacientes acostados de espalda que se sentirían mucho mejor si en cambio se pusiesen de rodillas.”
  • Hay una oración entre oración y rezo. Nuestro Señor Jesucristo enseño que cultivemos la oración. Esto es más que repetir textualmente ciertas frases. “Orar es el acto de abrir el corazón a Dios como a un amigo” y contarle con nuestro propio lenguaje nuestras tristezas, problemas, y también alegrías. Mateo 6,5-8

III Cómo orar

  • los discípulos sintieron la necesidad de aprender a orar. Lucas 11,1
  • Algunas de las cosas que deben ser tenidas en cuenta al orar son los siguientes:
  1. Orar en el nombre de Jesús, que es nuestro único mediator. Juan 14,13.14
  2. Orar con fe. Marcos 11,22.24. Ilustración: En una oportunidad, en cierto pueblo, los habitantes decidieron concentrarse en una fecha definida con el propósito de orar a Dios, cada uno de acuerdo a sus convicciones, para que diese lluvia, pues la sequía amenazaba consumir a todos en la ruina. El día y hora indicados, todos los pobladores acudieron a la plaza de la pequeña población. Todos oraron con fervor y energía. Todos tenían confianza en que Dios podría contestar a la oración. Pero la única que llevó el paraguas fue una niña de ocho años. Debemos orar, no con una fe teórica como la de aquel grupo de pobladores, sino con la fe sencilla y genuina de la criatura que, como creía que Dios daría agua, ya fue directamente con el paraguas.
  3. Utilizar los momentos de la mañana para hacer, en medida de lo posible el devocional con todos los miembros de la familia. Nada se pude comparar con empezar el día hablando con el Señor y pidiendo su protección. También los momentos antes de acostarnos son muy importantes. Toda la familia reunida de nuevo podemos hablar uno con el otro de cómo nos ha ido el día, y hablar con el Señor de nuestras necesidades, pedir perdón uno al otro y al Señor.
  4. Tenemos que estar dispuestos a obedecer al Señor. 1 Juan 3,22
  5. Pidamos que se haga la voluntad de El, pues es más sabia. 1 Juan 5,14
  6. Ilustración: Dos hermanos pequeños estaban en una habitación. La mayor cuidaba a la menor que estaba empeñada en alcanzar con una mano algo mientras la mayor trataba de impedírselo. La criatura comenzó a llorar. La madre que oyó el llanto, desde la otra habitación, pregunto: “- ¿Por qué llora la niñita? Dale lo que quiere.” Pocos instantes después la niñita comenzó a llorar con verdadero dolor. “- ¿Qué le pasa ahora? “ “- Es que la alcanzó con la mano, mamita.” “- ¿Qué es lo que alcanzó?” pregunto la madre. “ – Pues, alcanzo la avispa. Eso es lo que quería y tú dijiste que se lo diera.” No siempre lo que quieren los niños es bueno para ellos, y en algunos casos, siendo bueno, no es lo mejor. Asimismo, conviene que confiemos en la sabia voluntad de Dios. Es bueno que oremos como en el Padre nuestro: “Hágase su voluntad…
  • Alguien dijo: “Lo que frecuentemente pedimos a Dios no es que nos permita hacer su voluntad, sino que apruebe la nuestra. Si queremos que se haga la voluntad de Dios en nuestros matrimonios tenemos que pedírselo a Él y después tenemos que estar dispuestos a cumplirla
  • Una poesía inglesa habla de un soldado que pidió fuerzas para mandar, y recibió debilidad para obedecer. Pidió salud para hacer cosas mayores y recibió enfermedad para hacer cosas mejores. Pidió riqueza para ser feliz y recibió pobreza para ser sabio. Pidió fuerzas para recibir la honra de los hombres y recibió flaqueza para sentir la necesidad de Dios. Pidió todas las cosas para gozar la vida y recibió la vida para gozar de las cosas. No recibió nada de lo que pidió. Pero recibió todo lo que deseaba. Su oración fue respondida y él fue más feliz.
  • No encontramos en la vida con situaciones limites. Pero no importa cual sea la situación Dios tiene respuesta, tanto si se trata de nuestra vida individual o de nuestra vida familiar.

Ya no hace falta que levemos mascaras sonrientes mientras que por dentro tenemos heridas abiertas. Al lado de Jesús nuestras heridas como individuos y como familias estarán curadas. Y así podemos sonreír de nuevo. Y esto durante el poco tiempo que nos queda aquí abajo en la tierra. Después disfrutaremos toda la eternidad al lado de nuestro querido Jesús.

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