Davide Sciarabba, pastor, capellán y profesor
“Y estas palabras que te mando hoy estarán sobre tu corazón. Las inculcarás a tus hijos…” (Deuteronomio 6:6 y 7) “Adiestra (educa) al niño en el camino que debe seguir, y aunque sea anciano no se apartará de él.” (Proverbios 22:6)
Recuerdo que cuando nació mi primera hija, Flavia Inés, la comadrona me la puso en los brazos. Fue muy emocionante verla por primera vez. Ella me miraba con cara extraña y yo intentaba comunicar con ella. “Hola… soy tu papá. Todavía no nos conocemos mucho… tendremos todo el tiempo para hacerlo”. Por fin, después de tanta espera, intentaba darme cuenta de lo que significaba verdaderamente ser padre. Recuerdo que fueron muchas las preguntas que nos hicimos Sonia y yo: ¿Qué es educar a un niño? ¿De qué manera hay que hacerlo? ¿Qué recursos utilizar? ¿Cuándo y cómo se enseñan los valores espirituales y morales? Como nos gusta la lectura, buscamos respuestas en los libros de educación familiar y compartimos además nuestras experiencias y recuerdos de hijos educados por nuestros padres, para aprender también a serlo.
Pero ser padres de verdad es mucho más. Al leer los textos bíblicos citados me pregunto qué quiere decir inculcar, adiestrar y educar al niño. Nuestros hijos aprenden de diversas maneras, pero aquella que más les impacta se fundamenta en la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. Los textos lo afirman con claridad: Los valores espirituales y morales se transmiten con el ejemplo acompañado de diálogos, de orientaciones y sobre todo del respeto al otro.
Buscando una orientación más práctica, vamos a ocuparnos del asunto concreto de la transmisión de la fe en Dios a nuestros hijos; si bien la reflexión se podría también extender a otros temas que incluyeran otros valores morales y espirituales. ¿Cómo conseguir el objetivo? Quizás hemos intentado enseñar a nuestros hijos otros valores más concretos, como la importancia de la oración, la utilidad de la lectura de la Biblia o del estudio de la escuela sabática, de la asistencia a la iglesia…
Las preguntas habituales que nos hacemos suelen ser: ¿Cómo puedo hacer comprender a mis hijos que leer la Biblia y estudiar la escuela sabática es importante? O también: ¿Cómo puedo enseñarles que ir a la iglesia el sábado el algo fundamental? Me gustaría concentrarme en este último valor para ser todavía más concreto. La verdad es que el ejemplo solo de los padres no suele ser casi nunca suficiente para transmitir valores como éste, aunque resulta fundamental que exista para que los hijos tengan un modelo que imitar. De hecho, es frecuente que los hijos en la preadolescencia y adolescencia digan a sus padres que no quieren ir a la iglesia a pesar del ejemplo que sus padres les han dado.
