Una respuesta cristiana a la relación hombre-mujer que enseña a convivir entre los géneros sin que se vea dominio o sumisión, pero tampoco revolución. Una propuesta de cómo debe de ser el hombre cristiano: no patriarcal, pero tampoco andrógino. Un análisis de cómo deben los padres relacionarse con sus hijos para educarles en la fe cristiana y conseguir que se conviertan en hombres y mujeres de bien.
En la primera parte se analiza “el trato que la mujer a ha recibido de parte del hombre, de la sociedad y de la religión en diferentes culturas. La segunda parte tiene que ver con el varón y con su crisis contemporánea. Se discute el movimiento masculino con sus implicaciones y se propone buscar un paradigma para los hombres cristianos. La tercera y la última parte tiene que ver con la relación padres-hijos. Se insta a una forma de cumplir la paternidad de manera que los hijos tengan modelos para crecer exitosamente en este mundo tan individualista.